Como se sabe, actualmente la actividad deportiva se encuentra estrechamente vinculada a la producción constante de innovaciones, fruto del desarrollo científico y tecnológico. Existe una extensa red de laboratorios públicos y privados, encargada de realizar investigaciones dirigidas a mejorar las canchas, la vestimenta y los implementos utilizados, el dibujo de las estrategias de juego o los esquemas de entrenamiento e, igualmente, a potenciar el rendimiento del atleta, vía la mayor comprensión de las claves del funcionamiento del cuerpo humano.
En este contexto, la aplicación de las matemáticas en diversas disciplinas se ha vuelto un dato crucial. Aunque las estadísticas siempre han existido como una manera de medir objetivamente el rendimiento de equipos y atletas, hoy en día han adquirido una relevancia mucho mayor, hasta convertirse en un dato esencial del paisaje deportivo. Desde hace un buen rato el deporte transita, pues, la era de la información
Ya no basta con saber quién batea sobre 300.
El béisbol es, entre los deportes que se practican en equipo, el que destaca en este sentido. Los promedios de bateo, el número de jonrones, de bases robadas, de carreras anotadas y empujadas, de ponchados, de bases por bolas, de errores cometido al momento de fildear son, entre otros, los números que tradicionalmente han servido para comprender y evaluar el juego, convertiiendose, incluso, en asunto familiar para cualquier aficionado.
Pero las cosas han empezado a cambiar de manera radical. Apareció la sabermetría.
Dice Francisco Merejo, especialista en el tema que, aunque el ruido de la sabermetria se oye desde hace muchos años en el beisbol, el libro que la dio a conocer a gran escala fue Moneyball (2003) escrito por Michael Lewis. En el mismo se detallan las maniobras que utilizó la oficina de los Atléticos de Oakland con el propósito de hacer más productivo su reducido presupuesto. En rigor este no es, dice Merejo, un texto de béisbol, sino más bien un libro de estrategia de negocios basado en la premisa de que en un mercado competitivo, el administrador debe diferenciarse de sus competidores a través del mejor uso de los recursos disponibles. En el caso de los Atléticos, la estrategia fue la de adoptar un método de selección concentrado en obtener jugadores que se embasaran mucho, sin tomar en cuenta los métodos clásicos de scouting. Bajo este concepto y con la ayuda de genios de la matemática y la estadística, Beane logró clasificar al equipo a la postemporada durante 4 años seguidos, sin contar con un presupuesto exorbitante, ni con renombrados peloteros.
El béisbol es un deporte ideal para la medición. Todas y cada una de las acciones del juego deja un registro numérico. Se han creado, por tanto, otros muchos registros que complementan a los anteriores, subrayando elementos que antes se consideraban irrelevantes. Se trata, en fin, de estadísticas más sofisticadas desde el punto de vista matemático, que cambian la importancia relativa de las diversas actividades en las que se ve envuelto un jugador y lo valoran desde otros puntos de vista.
La sabermetria en el futbol : los “chances creados”
Según cabe suponer, la sabermetria también tiene cabida en otros deportes, inclusive el futbol, aunque en este caso no están fácil generar cifras como en el béisbol o, incluso, como en el baloncesto. En el balompié la cuantificación se vuelve complicada porque es difícil aislar el desempeño de cada jugador y difícil determinar cuándo empieza y termina una jugada que involucra de una manera u otra a los once jugadores del equipo.
Sin embargo, la sabermetría ha tocado sus puertas introduciendo nuevos criterios, tales como los kilómetros recorridos por cada jugador, los porcentajes referidos a los pases acertados, los balones recuperados, la posesión de la pelota, el acierto en los pases, los “chances creados” y otros cuantos. Desde el punto de vista médico, los mapas térmicos permiten conocer las zonas y recorridos de los futbolistas en el campo y ya se dispone de instrumentos que dejan saber el ritmo cardíaco, el tipo de pisada de los jugadores o el calor corporal, entre otros factores.
Los recientes desarrollos tecnológicos (hablo en concreto del big data) ofrecen oportunidades casi infinitas para recoger, guardar y relacionar datos en todas las actividades y también, desde luego, en el fútbol. En este caso, su uso permite, de acuerdo a los expertos, monitorear hasta el detalle el rendimiento fisico de los jugadores, analizar la estrategia del equipo propio y la del contrario e incluso medir y prever el comportamiento de los fanáticos que acuden a los partidos.
¿Y el azar ?
Por los expertos en el asunto uno se entera, entonces, que en tan sólo un partido se crea una cantidad inimaginable de datos, a partir de los que el Director Técnico puede hacer seguimiento en tiempo real a los jugadores, analizar sus movimientos y tomar decisiones orientadas a cambiarlos o modificar estrategias antes de que suene el pitazo final.
Así las cosas, uno se pregunta si las estadísticas dejaran algún espacio en la cancha para el azar y si habrá partidos que se decidan por la ocurrencia de algún jugador, capaz de sortear el guion diseñado en el computador.
Ignacio Avalos iavalosg@gmail.com