Giuseppe Antonelli Ferri, un caballero del fútbol

 

La influencia de la inmigración italiana ha representado un gran aporte en el desarrollo económico, social y cultural de Venezuela. El valor, la entereza y el optimismo que trajeron consigo para establecerse en este país no dejan de ser admirables. Según la opinión de muchos, y por supuesto, la mía también, sin su aporte este país sería incompleto.  

El desarrollo del Estado Aragua, muy especialmente la ciudad Maracay, está estrechamente vinculado al aporte de los inmigrantes italianos, quienes han dejado una huella imborrable en nuestra entidad. Un ejemplo, un baluarte, es Giuseppe Antonelli Ferri, “Peppino”, “pugliese”, región de procedencia del sur de Italia, en el tacón de la bota. Hombre visionario que impulso el desarrollo industrial y deportivo en la ciudad de los jardines.

Giuseppe Antonelli Ferri nació el 5 de junio de 1933, en Grumo Appula, provincia de la ciudad de Bari, Italia. Es el mayor de dos hermanos, hijo de Vito Antonelli e Isabella Ferri de Antonelli. El 12 de enero de 1954, este joven de apenas 20 años de edad, y de oficio mecánico industrial, llega al Puerto de La Guaira a bordo del barco “La Lucania”, cargado de sueños e ideas, pero a la vez de interrogantes, pues no sabía lo que le esperaba del otro lado del Atlántico…

Peppino Antonelli se radica en la ciudad de Caracas, donde consigue su primer empleo, a solo un mes después de su llegada a estas tierras, en el Taller de Mantenimiento y Mecánica Industrial Federicce. Gracias a esta oportunidad pudo establecerse y lograr estabilidad, pudiendo enviarles algo de dinero a sus padres en Italia.

Con el pasar de los años, específicamente en 1958, el taller en el cual trabajaba le encomienda la misión de realizar un montaje de unas maquinarias en la empresa Envases Venezolanos en la ciudad de Maracay, dónde motivado al buen trabajo realizado le proponen que trabaje con la empresa. Aceptando, por supuesto, pero debiendo viajar los fines de semana a Caracas, ya que sus padres habían arribado y vivían en la capital.

Con el transcurrir de los años y producto de su buena labor en la empresa, que le permitía tener un buen salario, decide radicarse en la ciudad de Maracay y traer a sus padres. En el año 1964 decide incursionar como pequeño empresario, iniciando con una pequeña fábrica de pastas, llamada Pastas Aurora, ubicada en la Avenida Bolívar, a la altura de La Barraca, emprendimiento que fue creciendo producto del trabajo tesonero e incesante de Don Peppino.

En el año 1970 adquiere un terreno en la zona industrial el Piñonal de la ciudad de Maracay, específicamente diagonal a la redoma el Avión, en el cual construye unos galpones, inaugurando una nueva planta de producción de pastas un año después, permitiéndole crecer en escala industrial, aporte significativo a la región.

Don Giuseppe Antonelli, aquel muchacho visionario que llegó en los años 50 con una maleta cargada de sueños, logro no solo satisfacciones materiales, también logro formar una hermosa familia al lado de su amada esposa Emma Gil de Antonelli, teniendo dos hijos de nombre Víctor José y José Miguel Antonelli Gil.

Su incursión en el futbol se remonta al año 1965, cuando Don Herminio Stacciolli, dueño de la empresa Tiquire Flores, lo invita a formar parte de la Junta Directiva del Gran Tiquire Aragua, llegando años más tarde hasta asumir su presidencia. También, estuvo ligado a otros equipos de fútbol profesional de la entidad, entre los que destacan Toros de Aragua, con Tulio Capriles, quien más tarde se encargaría solo del equipo y lo cambiaría a baloncesto; Don Peppino estuvo a cargo del Atlético Maracay, Aragua FC y, más adelante, a comienzo de los años 90, Potros de Aragua.

Una faceta poco conocida de Don Peppino, la recuerda uno de sus grandes amigos, Jesús García Regalado, es que también estuvo ligado al Automovilismo, teniendo hasta su propia Escudería, denominada “El Pastero”, en la categoría fórmula Ford, otra pasión deportiva en el Estado Aragua y que desarrollo en los años 80.

La idea de construir un estadio de fútbol surge al ver la necesidad de campos de fútbol que tenía el estado para albergar un equipo profesional, los múltiples inconvenientes que existían para tener a la disposición un espacio donde entrenar. Es así, como este visionario, pensó en edificar su majestuosa obra, el Estadio “Giuseppe Antonelli”.

Inicia su construcción a finales de 1989, y en solo tres años, logra inaugurar esta instalación deportiva, el 26 de enero de 1992. Requirió de una inversión de ochenta millones de Bolívares, una verdadera fortuna, considerando el duro momento que atravesaba el país para el momento, en medio de una crisis económica y social.

Para el momento de su inauguración, el estadio “Giuseppe Antonelli” era el tercer estadio construido por iniciativa propia de una sola persona alrededor del mundo, antecedido por el Santiago Bernabéu, que luego paso a ser propiedad del Real Madrid FC y el José Amalfitani, “Don Pepe”, que posteriormente paso a ser parte del Vélez Sarsfield.

Es así, como el Estadio “Giuseppe Antonelli” es un orgullo no solo para la familia Antonelli, sino para el Estado Aragua y Venezuela entera. Don Peppino, siempre decía que la construcción del estadio también se debía al apoyo de su familia, muy especialmente su esposa, ya que nunca puso ninguna oposición a la idea de invertir tal suma de dinero, que evidentemente restaría del patrimonio familiar, para otorgárselo al fútbol de Venezuela.

Después de la inauguración del estadio, los sueños continúan, surge la idea de formar la Academia de Fútbol San José, hogar y semillero de grandes futbolistas tanto de Aragua como de Venezuela, motivo de orgullo para Don Peppino, que por cierto, no se perdía ningún juego de su academia y a la cual representaba en las reuniones de la Asociación de Fútbol del Estado Aragua, Federación Venezolana de Fútbol, entre otras que organizaban competiciones donde participaban.

Un grato recuerdo de mis inicios en la gerencia de este deporte, era cruzarme y saludar a este caballero del fútbol, y que por supuesto, lo veía con admiración y respeto. De hecho, fue motivo de inspiración para transformar la infraestructura deportiva en la región. También demostraba su profunda experiencia y compromiso institucional, un dirigente firme, su postura jugó un papel importante en la perspectiva del fútbol que se empezó a conformar en el estado y en Venezuela.

Puglia Región del Sur de Italia en el tacón de la bota

El Estadio “Giuseppe Antonelli” con capacidad para 7.500 espectadores ha sido sede transitoria de clubes de Primera División del Fútbol de Venezuela. Cabe resaltar que el Caracas FC ha utilizado esta sede en diversas oportunidades, destacando el título de Campeón de la Copa Bolivariana en el año 2000, actual Copa Venezuela, ante el Deportivo Táchira FC.

También fue sede del Galicia de Aragua, poco antes de su desaparición después de la campaña 2001-2002 cuando el club cambia de nombre y se constituye el Aragua FC. Asimismo, para la temporada 2010-2011 y el apertura 2016 el Aragua Fútbol Club tuvo que cambiar su sede a este estadio, en el año 2018 fue sede del Atlético Venezuela, y desde ese mismo año es sede del Gran Valencia Maracay Fútbol Club.

Esto demuestra la magnitud de su obra, trasciende más allá de las fronteras de la entidad, es una instalación con cualidades para desarrollar encuentros el fútbol profesional, evidencia de la visión de futuro de Don Peppino,

El testigo de toda esta gran obra, el Estadio “Giuseppe Antonelli” y la Academia San José, paso a su hijo, Víctor José, quien acompañado de su familia y hermano son los  encargados de llevar adelante el legado de Don Peppino, con el compromiso de continuar y, a su vez engrandecer, cada día aún más dicho legado.

Después de cinco décadas de aporte al desarrollo del fútbol en el Estado Aragua y en Venezuela, a la edad de 86 años de edad, producto de un infarto, falleció el 02 de diciembre de 2019 en la ciudad de Maracay. Pero solo desapareció físicamente, pues su legado no desaparece, esa marcada huella en la historia del fútbol es imborrable.

Para los venezolanos, quienes ansiamos reconstruir nuestra nación, Don Peppino, es un ejemplo de que si se puede, ese caballero del fútbol, ese hombre correcto, honesto y luchador permanente por sembrar los mejores valores en la sociedad. El fútbol venezolano agradece todo lo que diste, honor a quien honor merece. 

 

Autor: José Ramón Rodríguez Peña

Colaboradores: Víctor Antonelli y Oswaldo Corredor