Desde unas cuantos torneos el intermedio de la temporada del fútbol venezolano sirve para mover los fichajes de jugadores criollos al exterior.
Este periodo que recién terminó y que coincidió con el lapso en que se jugó la Copa América, fue uno de los más provechosos para el talento del patio.
Vimos salir a jóvenes con mucha proyección como Adalberto Peñaranda (Deportivo La Guaira), otros que lo están intentando por segundas ocasiones como José Manuel Velázquez, y otro grupo con experiencia y en su primera cita internacional como los casos de FranklinLucena (Colombia) o Alain Baroja (Grecia).
Creemos que muchos de ellos todavía cargan en sus espaldas ese “sello” de haber nacido en Venezuela, lo que internacionalmente hablando, significa a nuestro juicio, que no se le ve con la misma óptica o proyección o se confía como a un jugador nacido en otros lados del subcontinente, como Argentina, Brasil, Uruguay o más recientemente Colombia.
Es decir lo que nos preocupa y pensando en su desarrollo profesional o las oportunidades que se le den, es cuánto tiempo van a tardar en evolucionar en el fútbol del exterior o recibir la confianza para estar en los planteles principales de sus respectivos equipos.
Nadie duda que con la situación actual del país, para cualquier futbolista joven o viejo es un buen “negocio” ir al exterior, tener un sueldo en dólares, toda la estabilidad requerida y poder asegurar de alguna forma el futuro de su familia.
Pero la parte competitiva es lo que nos preocupa y citamos dos casos. El de Pedro Ramírez, volante ofensivo y campeón con el Zamora que fue a Suiza tras la 2013-2014. Fichado por el Sion ya tiene más de una temporada perdido por esos lares sin poder seguir evolucionando. Más bien estancado como futbolista.
O el portero Rafa Romo, “flamante” ficha del Udinese italiano que se le ha pasado más tiempo aquí que en tierras de ese país y prácticamente fue la cuarta o quinta opción para cubrir el arco del equipo de la Serie A.
Eso no le ha hecho ningún bien a sus carreras. Al contrario.
Es allí donde recordamos las palabras del actual técnico de la Vinotinto, Noel Sanvicente, quien lo manifestó en varias oportunidades.
“Para poder subir un escalón (competitivamente hablando) necesitamos que nuestros jugadores en el exterior no sólo jueguen cada domingo sino que sean figuras de sus equipos, que sean referentes, sólo así vamos a poder estar a la altura de los demás”.
Y citaba el ejemplo de Colombia, cuyo fútbol subió un escalón y sus jugadores reciben una cuota de confianza para ir a Europa y ser regulares en cada jornada. Ése es el primer paso, luego vienen los demás, incluidos ser figuras.
Sería muy terrible que de toda esa camada joven que se fue al exterior ninguno o pocos puedan hacerse un hueco en el competitivo fútbol europeo. O reciban la confianza de las instituciones a las que se han ido.
Porque se supone que ese es el material del cual va a echar mano Noel Sanvicente más temprano que tarde.
Entonces, ¿es mejor ir a probar a Europa así sea en un filial o quedarse?¿Cabeza de ratón o cola de león?