Sanvicente: «Las reglas están para cumplirse»

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Noel Sanvicente asume la posición de nuevo seleccionador de Venezuela como una cuestión de honor y con un objetivo muy claro: “Darle una sonrisa al país, y esa sonrisa es clasificar a un mundial”, confesó a FIFA.com durante la concentración de 10 días que el equipo realizó en Madrid en el mes de octubre.

Sanvicente fue jugador profesional. Delantero. Jugó con la selección venezolana la Copa América 1989. Como tantos otros, ya llevaba a un técnico dentro cuando vestía de corto. Pero a diferencia de muchos, fue precoz en la formación: con sólo 20 años ya hizo su primer curso de entrenador.

Una lesión de rodilla le sacó prematuramente de la cancha a los 31. Pero enseguida se puso al otro lado de la línea, arrancando su carrera de estratega en las categorías inferiores del Caracas. Luego haría campeón al equipo de mayores, y entre sus grandes méritos, está el hacer campeón al Zamora FC, uno de los modestos del país..

Con estas credenciales más la de ser el técnico más ganador del campeonato venezolano, aceptó en julio de este año su mayor desafío.

Por delante un camino largo antes de ese ansiado e inédito Mundial. Hay un examen parcial el próximo año en la Copa América Chile 2015, y varios puestos de control más en los clasificatorios sudamericanos. “Llegar a Rusia será algo más difícil porque regresa Brasil a la eliminatoria, y los equipos débiles se fortalecieron. Pero nuestra selección también tiene más experiencia. No será fácil, pero ¿quién dijo que los grandes retos lo fueran? Hay que trabajar convencidos de lo que uno quiere”, dice contundente.

Experiencia. Ese es el punto de partida para el técnico que recibe una buena herencia, la que dejó César Farías, que llevó al equipo muy cerca del sueño mundialista.

“Hay que agarrar toda esa experiencia acumulada en los partidos, las concentraciones…. El cuerpo técnico anterior hizo un excelente trabajo. Tomamos todo eso y aportamos lo nuestro”, explica el técnico de 49 años.

¿Y qué añade el equipo de trabajo de Sanvicente? “La característica de mis equipos siempre ha sido la agresividad para atacar y quitar el balón. Quiero, además, un equipo dinámico”, define en grandes líneas. Pero precisa algo más en los métodos: “Estamos muy pendientes de todos los detalles. Siempre apunto a que sean los mejores. Corrijo constantemente el trabajo, me considero un formador. Y es complicado a nivel profesional venir a corregir a los muchachos, porque parece que para eso está la escuela…”.

“Pero yo lo tengo claro: siempre se puede aprender, solo hay que estar abierto a hacerlo», agrega. «Muchos jugadores han llegado a decir que soy como un papá. Soy duro con ellos, pero cuando ya no estoy, reconocen que la forma de trabajar mía le enseñó mucho”, dice con orgullo.

Exigencia y dificultades
Uno de sus pupilos, Nicolás Fedor, calificó la llegada de Sanvicente como “una inyección de moral”. Palabras que agrandan al técnico que, sin embargo, les advierte: “Soy muy exigente dentro de la cancha pero soy un amigo fuera. Mientras sean rigurosos con el trabajo y se mantengan en los parámetros, todo está bien. Soy muy claro y las reglas no están para discutirse si no para cumplirse. Ellos deben sentirse con libertad y la mejor forma que tengo para exigirles es la comunicación. Mientras seamos transparentes, sinceros, y honestos todos no vamos a tener problemas”.

Quizá el obstáculo mayor que ve en su nueva función, lo que más le está costando, luego de más de una década en el fútbol de clubes, es habituarse a un ritmo de trabajo donde las concentraciones son cortas y esporádicas

“Trabajamos mucho con videos, nos reunirnos todos los días en la federación. Ahora hay todo un trabajo de oficina al que no estoy acostumbrado pero tengo que adaptarme, aunque se me haga difícil”, reconoce. Ya se ha añadido un par de tareas extras a sus deberes: observar a las categorías inferiores “para sacar de ahí al talento”, y mejor el nivel profesional del fútbol en casa.

“Tenemos muchas dificultades allá en Venezuela. Pero hay que empezar a cambiar las cosas. Lo primero es estar más unidos y ser más profesionales. Y no sólo los jugadores, sino todos los que están involucrados en este deporte: entrenadores y directivos… Siempre se pone el acento en el futbolista pero los que estamos alrededor también comentemos errores y hemos de mejorar todos”, sentencia.

Determinación y honestidad en todo su discurso. Con un único objetivo: la sonrisa de un país.

Fuente: FIFA.com