LOS FEBLES…ANTAGONISMO DEL TRABAJO 

El Cata Roque tenía una frase reservada para cada momento futbolístico. No había acción, estado o circunstancia que no pudiese enmarcar con una de sus célebres frases. Los talentosos son, históricamente poco propensos al trabajo y sacrificio. Siempre lo han sido, y un compañero del viejo sabio, en sus años de jugador activo, recibió del puntero izquierdo de La Teja una sentencia lapidaria: “ Vos que sabés tanto y no llegaste a nada y yo que se menos, pero laburo mas, mirá donde llegué”.

En ese “laburo”, en el trabajo obsesivo y el sacrificio fundamentó el Cata su proyecto de DT y en plenitud del mismo encontró en San Cristóbal a un joven caraqueño, torrente de habilidad y vida nocturna, que aterrizó en el Atlético iluminado por la magia de su talento y la luz de neón de las disco. Pedro Febles daba rienda suelta a ambos pero recibía tratamiento especial en las sesiones matutinas por parte del Cata. “Guapo de noche…guapo de día”. Así le acuñó a Pedrito otra de sus legendarias frases.

El camino de Daniel Febles para dar su primera vuelta olímpica profesional ha sido totalmente diferente al de su padre. Empedernido habitué de los gimnasios, incluso en sus vacaciones y días libres, Dani nunca ha tenido problemas para entrenarse hasta desfallecer. Perteneciente a una generación diferente, donde el profesionalismo inculcado desde su cuna y la convicción de querer ser, por encima de las circunstancias, lo han convertido en un guerrero del balón.

El único punto donde coinciden sus carreras tiene que ver con La Vinotinto. Ambos la usaron por primera vez en la Sub 20. El Juventud de América en Valencia, con la presencia del Pelusa Maradona y el Sudamericano de Lima. Pedro y Dani .

Establecer paralelismos entre las carreras de ambos sería un flaco ejercicio. Mas allá del casual detalle de su debut vinotinto, los caminos transitados por ambos han sido diferentes, aunque los dos perdieron la oportunidad de jugar en Europa. Casualidad también. Pedro por su comodidad de seguir en Venezuela donde cobraba muy bien cuando en la España de las pesetas no lo hacían tanto. Dani fue a Italia casi contratado y una equivocación de su representante le cerró las puertas. En esos momentos confusos, Pedro yacía agonizante en una cama.

Esa experiencia marcó el carácter del precoz futbolista y entendió que al tren no hay que dejarlo pasar dos veces. Insistió con ahínco en la búsqueda de su propio camino. No titubeó en dejar al Caracas para ir a Maracay donde lo esperaba su pana de la Selección: El Chuto Lugo. En el rojo había quedado otro compinche: El Chispa Novoa.

Atlético Venezuela y el calvario de las lesiones fueron una prueba de fuego en su incipiente carrera. El afán del gol se volvió obsesivo y el arco se cerró. Maldonado apostó por el catire zurdo, ya hacía años que lo quería, y Táchira fue su siguiente parada.

Llegar a una ciudad y a un equipo donde su padre fue ídolo significó una carga extra para Daniel. Una afición exigente que iba a compararlo con el bigotón de los 80, no tardó en sentenciarlo sin juicio previo ni abogados. El banco terminó siendo su prisión y el fantasma de las lesiones mal curadas parecía condenarlo definitivamente.

En esa terrible encrucijada terminó de cuajarse la fortaleza mental de un jugadorazo sin explotar, que al tocar fondo se impulsó para catapultarse a lo mas alto. Cual trampolín, su  momento mas oscuro, sirvió de resorte para lanzarse en busca del sol y las estrellas. Monagas le brindó a él, y a un grupo de jugadores en similares condiciones, la oportunidad de revancha que querían. Todos llegaron a Maturín con esa misma sed y el azulgrana se convirtió en el nicho glorioso de Daniel y sus compañeros.

Las parejas de padre e hijo futbolistas no son tema nuevo. Hay muchas. También las de padre DT e hijo jugador. Terrible prueba de fuego para ambos. Pedro no tuvo problemas en San Agustín y Hermandad Gallega colocando a su retoño donde reventó redes a granel en todas las categorías infantiles. Cuando Caracas lo llamó, Pedro dio un paso al costado y JAMAS intervino en la carrera de Daniel, con todo y pisar fuerte en la 905 por haber sido técnico campeón del rojo. Nunca levantó un teléfono o buscó como ayudar al chamo en esa experiencia. El había vivido en carne propia las presiones de padres por sus hijos futbolistas, incluso hasta un despido bellaco por no haber colocado a jugar al hijo de fulano de tal. Amarga lección, pero bien aprendida .

Hay una foto del día del debut de Dani en el Olímpico donde Pedro aparece totalmente solitario en la grada popular. Ese día no quiso siquiera ir a tribuna, ni mucho menos, compartir la parte baja. Así lo asumió como padre y así lo vivió Daniel como futbolista profesional. Todo se lo ganó a sangre y fuego. Cero ayuditas. Así se forjó el carácter y temperamento del, hoy en día, flamante campeón. Con humildad y tesón. Aprendiendo de la adversidad. Mejor homenaje a Pedrito, imposible.

Don Jaime Ricardo Gómez 
Narrador y comentarista deportivo
@jaimericardog